El verano se esta acabando, con esto cambian la luz y las temperaturas. En cuanto a la cosecha, perdura buena parte de la de verano, que sigue madurando y es cada vez más dulce, por la acumulación de sol. Pero a su vez aparecen nuevas frutas y hortalizas que anuncian la transición y que convierten septiembre en un mes de mucha variedad, ideal para encarar la recta final del verano y dar la bienvenida al otoño.
La medicina china reconoce cinco estaciones distintas: invierno, primavera, verano, verano tardío y otoño. El cambio de una temporada a la siguiente es un momento para reducir la velocidad y reflexionar sobre cómo el cambio de temporada afecta nuestra vida diaria.
El cambio de verano a verano tardío se considera especialmente significativo. Aquí es cuando pasamos de la época del año más Yang (cálida, calurosa, seca, brillante, activa) a una época del año más Yin (fría, húmeda, oscura, tranquila, tranquila). A finales del verano, el clima sigue siendo cálido y soleado, pero comenzamos a ver y sentir que se acerca el otoño. El aire se vuelve más seco y fresco, y las hojas cambian lentamente. Estamos disfrutando de la cosecha completa. Es el momento de reducir la velocidad y prepararse para el otoño y el invierno.
En la medicina china, el verano tardío corresponde al elemento Tierra. El elemento Tierra representa los órganos digestivos. Con lo que llega el momento de cuidar especialmente del bazo, el páncreas y el estómago, los órganos de la digestión y la nutrición. La tierra representa el alimento, tanto físico como emocional. En el ciclo de los Cinco elementos, la Tierra es el centro. Representa el lugar de la estabilidad, el eje alrededor del cual gira el resto de nuestra fisiología. Esto significa que hace miles de años ya sabían lo que la medicina moderna está alcanzando, ¡que la salud digestiva es la base de la buena salud!
Nuestro cuerpo sigue agradeciendo las comidas frescas y ligeras, pero también el movimiento y que nos tomemos buenos momentos para desconectar y hacer la transición menos brusca.
¿QUÉ FRUTAS Y VERDURAS ESTÁN DE TEMPORADA EN SEPTIEMBRE?
Los duraznos, las nectarinas, las peras, los melones y algunas bayas siguen estando en su mejor temporada a finales de verano.
Entre las novedades encontramos varias frutas de temporada breve que alegran y suavizan la vuelta a la rutina. Las uvas, sin ir más lejos, pero también los higos y las moras, que ahora están en su mejor momento.
Además la manzana, tan beneficiosa para esos órganos digestivos que en esta época requieren más nuestra atención. También se inicia la de otras frutas que se irán consolidando a medida que nos adentremos en el otoño, como el kiwi, o el aguacate.
A finales de mes incluso podrían llegar alimentos que asociamos con el otoño: los primeros dátiles frescos y los primeros membrillos, chirimoyas, aunque a veces hay que esperar hasta el mes siguiente.
Tampoco faltarán en esta época buenas hortalizas. Las acelgas están en un gran momento y siguen creciendo buenas lechugas, berenjenas, calabazas, pepinos, cebollas, pimientos y tomates. Incluso ejotes.
Pero además llegan los champiñones, algunas coles, puerros más gruesos y las primeras calabazas, anunciando también el otoño.
12 FRUTAS Y VERDURAS DE SEPTIEMBRE: ¡INCORPÓRALAS A TU MENÚ!
Aquí tienes una selección de las frutas y verduras que llegan en septiembre o que se encuentran ahora en su mejor momento.
1. Higos ricos en calcio
En los paseos veraniegos es un placer recoger los higos directamente del árbol y degustarlos a la sombra de la higuera. Son, sin duda, una exquisitez: jugosos, dulces y suculentos.
Pero, además de un regalo para los sentidos, lo son para el organismo. Los higos aportan energía por sus azúcares, que se acompañan de abundante fibra (casi un 3%). Esta es útil frente al estreñimiento y para fortalecer la flora intestinal beneficiosa.
Sus minerales, principalmente calcio, pero también potasio y magnesio, contribuyen a proteger la salud de los huesos.
2. Uva depurativa y protectora
Tras un verano caluroso llega la mejor recompensa: unas uvas jugosas y dulces repletas de valiosos nutrientes.
El dulzor se lo otorgan sus azúcares, que proporcionan energía de forma inmediata y se acompañan de fibra y algo de vitamina C.
Sin embargo, por lo que más destaca la uva es, sin duda, por sus antioxidantes. El resveratrol es el más conocido, aunque no el único. Su capacidad para neutralizar radicales libres se asocia a una mayor protección cardiovascular y anticancerígena.
Comerlas con la piel permite aprovechar mejor los antioxidantes y obtener más fibra, que alivia el estreñimiento y favorece la depuración.
3. Pera contra la hipertensión
La mancha roja que luce refleja la zona de la piel bañada por el sol mientras crecía en el árbol.
En caso de tensión arterial elevada, la pera es una fruta muy aconsejable, pues su abundante potasio y gran cantidad de agua le confieren un marcado efecto diurético y depurativo.
La presencia de fibra y flavonoides es mayor en la piel de la pera que en la pulpa. Si eliges peras de cultivo ecológico, podrás poder comerlas con la piel sin riesgo de ingerir plaguicidas.
Su fibra la hace asimismo algo laxante, lo que resulta útil para aliviar el estreñimiento. Entre sus azúcares destaca la levulosa, bien tolerada por las personas diabéticas.
4. Manzana, un gran digestivo
Si bien podemos encontrar cada vez más variedades en los mercados durante todo el año, es ahora cuando empiezan a madurar de forma natural y tienen mejor sabor.
La manzana, bien tolerada por todo el mundo, es ligera y rica en vitamina C: una pieza de 150 gramos aporta el 30% de la que se precisa al día y solo 75 calorías.
Sus ácidos y sales estimulan las secreciones digestivas y ejercen un efecto antiséptico, por lo que despierta el apetito, mejora la digestión y ayuda a mantener la boca sana.
Posee, además, una fibra muy valiosa: la pectina. No solo favorece el tránsito intestinal y protege la flora bacteriana, sino que también contribuye a reducir los niveles de colesterol.
Son ideales para la hipertensión, los eccemas crónicos, el ácido úrico, las afecciones hepáticas y las diarreas por gastroenteritis.
Recién cosechada, la manzana resulta más fresca y sabrosa. Puedes disfrutarla al natural, bien lavada y con piel, pero en postres y platos salados te ofrece también infinidad de posibilidades.
5. Durazno con todos sus antioxidantes
Su pulpa firme y carnosa resulta deliciosamente dulce y aromática.
Entre junio y agosto, se protegen uno a uno para preservarlos de las plagas y las sustancias químicas que puedan emplearse durante el cultivo. Así permanecen al menos nueve semanas hasta su recolección a mano, que se realiza una vez maduros. Al mercado llegan, recién recogidos, entre septiembre y octubre.
Los duraznos, ligeramente laxantes y diuréticos, proporcionan las tres vitaminas antioxidantes que contribuyen a retrasar el envejecimiento: un único fruto de unos 200 gramos aporta el 33% de la vitamina C que se requiere al día, el 15% de la A y el 10% de la E.
6. Granada Roja, la poderosa antioxidante
El pigmento rojo intenso revela la presencia de sustancias llamadas fitoquímicos que le confieren ciertas propiedades antioxidantes. Principalmente a antioxidantes fenólicos, entre los cuales están las antocianinas y el ácido elágico. Al ser antioxidantes protegen las células de la oxidación evitando que se formen obstrucciones en las arterias, promoviendo una mejor salud cardiovascular.
También se sabe que estos compuestos protegen contra el cáncer al inhibir la proliferación de células cancerosas y promover su destrucción.
Algunos estudios sugieren que disminuye la inflamación en personas que sufren de artritis.
Contiene además ácido cítrico que funciona como bactericida, además de que favorece la eliminación de ácido úrico.
7. Moras, hierro y vitamina C
Si no tienes la oportunidad de comerlas de las zarzas no deberías dejar de aprovechar su breve paso por los mercados.
Las moras, en las que el dulzor de sus azúcares se entremezcla con un sabor ligeramente ácido, albergan en su pequeño interior nutrientes muy valiosos: fibra, vitaminas C y E, ácido fólico y algo de hierro. Pero sobre todo aportan, como otras bayas, el efecto antioxidante de sus antocianinas.
Las antocianinas, responsables del color morado de las moras, protegen la salud cardiovascular y refuerzan el sistema inmunitario.
Además, las moras poseen propiedades astringentes útiles en caso de diarrea, aunque cuando están muy maduras pueden tener el efecto contrario y acelerar el tránsito intestinal. ¡Cuidado al comerlas!
Aguantan de 2 a 3 días en refrigeración, pero las puedes congelar enteras.
8. Acelgas contra la anemia
Simplemente hervida, con unos garbanzos o un poco de papa, o como relleno, la acelga ofrece platos reconfortantes y muy nutritivos.
Su abundancia en hierro, ácido fólico y vitamina C la hace especialmente indicada en la anemia. Además, es rica en potasio.
En vitaminas es una campeona. Unos 200 gramos proporcionan toda la vitamina A que se requiere al día, el 50% de la B6 y una quinta parte de la B1 y B2.
Estudios recientes han identificado en la acelga hasta 13 antioxidantes polifenólicos diferentes, que se han relacionado con una mejor salud cardiovascular y regulación del azúcar sanguíneo.
9. Col o repollo, tu aliada contra el cáncer
Con el final del verano vuelven las coles, que se irán consolidando a medida que avancen el otoño y el invierno. Se puede consumir cruda en las ensaladas de otoño e invierno.
Esta clásica verdura es rica en las vitaminas C y E, aunque también aporta una buena dosis de vitaminas del grupo B, en particular de ácido fólico. Además aporta calcio en una forma que al organismo le resulta fácil de asimilar.
Pero por lo que más destacan esta y otras coles es por su importancia en la prevención del cáncer, a la que contribuyen sus antioxidantes y fibras. Protegen también la salud del corazón.
Por su sabor dulce, la col o repollo es deliciosa en sopas o en ensaladas Si se cocina, ten en cuenta que puede provocarte gases.
En una ensalada cruda, córtala bien finita y añádele un poco de comino: le sienta bien y también te ayuda a prevenir los gases.
10. Champiñones como soles: te aportan vitamina D
No solo son ligeros y ricos en minerales y vitaminas del grupo B, sino que aportan nutrientes poco habituales en los vegetales, como el selenio y la vitamina D.
Ponlos una hora al sol antes de comértelos y multiplicarás la vitamina D. Un estudio demostró que el aumento en sangre era equiparable al de tomarla en suplemento.
El selenio y otros antioxidantes protegen al organismo del deterioro celular. Además aportan abundante potasio, lo que los hace aconsejables en caso de hipertensión.
11. Elote tierno, más ligero y digestivo
Esta época brinda la oportunidad de disfrutar de este cereal recién cosechado, cuando todavía está tierno y sus granos inundan la boca de dulzor al ceder entre los dientes.
Así tierno el elote se asemeja más a una hortaliza que a un cereal: conserva mucha agua y sus azúcares aún no se han transformado en almidón, lo que lo hace más ligero y fácil de digerir.
A diferencia de cuando está seco, el elote tierno conserva su vitamina C: una ración de 100 gramos cubre la cuarta parte de las necesidades diarias. Pero además aporta betacaroteno, un nutriente inusual en los cereales, y varias vitaminas del grupo B.
El elote y su harina son una opción para las personas celiacas o que no toleren el gluten.
12. Puerros para tus defensas y la circulación
En verano los puerros son más finos y, a medida que avanza el otoño, se vuelven más gruesos y su sabor más intenso, lo que los hace ideales para la cocina otoñal e invernal.
Como la cebolla y el ajo, sus parientes cercanos, es rico en compuestos azufrados que refuerzan la inmunidad y mejoran la circulación.
Además de ligeros, se consideran laxantes, diuréticos y tan digestivos que actúan como un bálsamo en el estómago. Si no se cuecen en exceso, también aportan buenas dosis de ácido fólico y de otras vitaminas como la C y la E.
Espero que esto te sea de gran ayuda para escoger una gran variedad de frutas y verduras para este mes de septiembre.
Jair Rivera
BS Exercise Science / Massage Therapist
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