¿Cómo estás?
¿Cómo te sientes?
Parecen preguntas fáciles de resolver pero en realidad no es así. Nos bombardean por todos lados con un montón de cosas, entre ello noticias de la pandemia que nos dan hasta por los codos, publicaciones de "aprovechar" el tiempo de encierro siendo "más productivo" y aprender cosas nuevas, entre tantas otras más.
Esta situación me ha sido difícil de digerir, siempre pensé que este tipo de sucesos eran hechos históricos, no como algo probable que me pudiera suceder y mucho menos estar preparada para enfrentar algo así. No me estoy refiriendo a estar preparada económicamente o ir guardando comida para no salir de casa, me refiero a estar preparada emocionalmente para vivir algo como lo que estamos viviendo hoy.
Sinceramente, para mi ha sido algo difícil de digerir pero deja te cuento un poco el porqué. Al principio pensé que este tiempo sería diferente y algo fácil de sobrellevar, pero esto está siendo un poco diferente a lo que imaginé.
El inicio de la cuarentena
Mi esposo y yo decidimos comenzar la cuarentena por nuestra propia decisión desde el 12 o 13 de Marzo, por lo que, haciendo cuentas, ya llevamos poco más de un mes de no salir de casa, solamente si necesitamos comida, si no, no salimos.
Y sabes, pensé que sería sencillo. Soy una persona que disfruta estar en su casa. Por supuesto que tengo amigos y seres queridos con los que me gusta pasar el tiempo, pero pensé que poner pausa por un rato no iba a ser tan complicado. Cada uno de nosotros, tenemos una imagen de uno mismo y yo me considero bastante ruda y resistente en general. He tenido una vida emocionalmente difícil, pero esas historias son para otro día, hoy quiero enfocarme en lo que actualmente me está pasando.
Siempre encuentro algo que hacer, soy algo hiperactiva en ese aspecto, me gusta siempre estar haciendo algo y tengo bastantes hobbies, obviamente la cosmética natural y la aromaterapia son los primeros de mi top ten, algunos otros pasatiempos que tengo son: leer, cocinar, tejer amigurumis, por mencionar algunos, así que me dije: "Mi misma, estamos armadas para pasarla bien en casa en este encierro voluntariamente a fuerza"...
Hasta que iniciando esta semana (justo al mes de iniciar este "retiro casero"), me di cuenta que no tenía ganas de hacer nada. Así, de plano, nada de nada. Y lo más fuerte, es que no me había dado cuenta que ya tenía varios días sintiéndome así. La semana anterior había sido mi cumpleaños, en el cual no pude hacer nada, solo celebrarlo en casa con mi esposo. Desmotivada, sin ganas de nada, sin ideas nuevas, con mucho sueño y cansancio físico, como si hubiera corrido muchos kilómetros, aunque no he estado haciendo nada de ejercicio.
Y fue justo en ese momento que me di cuenta que de manera muy sutil, tenía depresión y miedo entrelazados.
Este lunes, al darme cuenta, pude hablar de esto con mi esposo, se me salían las lagrimas, sin saber bien porqué, lo cual me ayudo para acomodar mis emociones y poder ver lo que necesito trabajar en mi interior. Obvio una parte de mi, quería seguir haciéndose la fuerte, pero ya con un trayecto de casi 20 años yendo y viniendo a terapia psicológica por diversos momentos difíciles, sabía que lo mejor que puedo hacer es abrazar mis emociones y dejarlas fluir para poder acomodarlas.
Mis herramientas emocionales
Para trabajarlas ocupo varias técnicas que he aprendido en terapia psicológica, puede ser PNL (programación neuro lingüística), hacer un mapeo de emociones y otras más. Me acompaño con aromaterapia, meditación y repetición de mantras, y voy sintiéndome mejor.
La salud emocional y mental es básica en estos momentos, creo que a veces por tratar de proteger mi interior he evadido emociones negativas atoradas por años como rechazo, traiciones, abandono (entre otras) y como cualquier herida, puede llegar a infectarse.
Lo hacemos inconscientemente para protegernos, pero creo que podemos tomar la oportunidad en nuestras manos justo aquí y ahora. Surgen emociones o situaciones que podemos trabajar, para poder dejar atrás eso que nos tiene atorados, tristes, con rencor o miedo.
Darnos cuenta si la vida que tenemos nos hace realmente felices o lo hacemos por darle gusto a las expectativas de los demás, llámese sociedad, padres, amigos, vecinos, el típico "qué dirán". No siempre hacemos las cosas porque nos guste o nos haga felices, sino porque los demás nos han enseñado a temerle a nuestros sueños o porque ser quienes somos, es diferente de lo que los demás esperan, y no siempre es por maldad. No me malinterpreten, también son aprendizajes que se pasan de generación en generación, sin querer y sin cuestionarse, se vuelve tradición.
Así que, quiero decirte que no te sientas presionada por hacer algo nuevo si no quieres. No todos estamos viviendo este encierro de la misma manera, si te sientes con miedo y depresión busca la manera de ayudarte o de tener terapia en línea, de verdad a mi me ha salvado la vida (literal), más de una vez el pedir ayuda.
No caigas en presión social
Es normal sentir la incertidumbre tocando la puerta, esta trae el miedo de perder a alguien que quieres, de enfermar, de perder el trabajo y muchas cosas más, pero, dentro de todo creo que lo que me está ayudando, es voltear a ver lo que si tengo y en dónde sí puedo ejercer un poco de control para que mi vida sea menos complicada emocionalmente hablando.
Puedo ver que no estoy sola, que gracias a la tecnología actual, puedo hablar y ver a los que quiero con video llamadas (algo que de niña veía en las caricaturas de los Supersónicos y que no creía fuera a suceder ja,ja,ja,ja). Que tengo un lugar dónde vivir y qué no me falta comida, tengo herramientas para escucharme y trabajar mis emociones, y si nos vamos fijando poco a poquito, observo que tengo muchas cosas por agradecer.
Cuando siento que el miedo quiere apoderarse de mi, comienzo alguna tarea del hogar para ocuparme y mantener el miedo bajo control, por ejemplo: me pongo a limpiar y me repito a mi misma, que esta es una manera de proteger a mi esposo y a mi, manteniendo limpio mi espacio y la acción, consciente e inconscientemente me hace sentir útil y con un poco más de control, comparado con el momento donde el miedo estaba llenando algún espacio dentro de mi y trataba de apoderarse más y más.
Hay días buenos y hay días complicados para las personas que hemos padecido problemas de salud mental y emocional. Sólo quiero que sepas que no estas sola en este huracán de emociones, que no es igual para todos, que a veces no se disfruta el eterno domingo que estamos viviendo, que no siempre brilla el sol dentro de nosotros, a veces llueve y que eso también está bien. No detengas tu tormenta, déjala fluir unos días pero también ayúdate, busca meditaciones, mindfullness, yoga, has ejercicio, baila por bailar, programa tu mente, habla con alguien que quieres y que te retribuye emocionalmente a sentirte mejor.
Esto también pasará, pero mientras pasa esta turbulencia, tratemos de ser empáticos con los que emocionalmente tienen menos resiliencia, también hablo de ser compasivos con nosotros mismos. Es momento de escucharnos y apapacharnos a nosotros mismos, para así poder estar para alguien más.
Si gustas compartir algo conmigo, escríbeme en los comentarios, me dará gusto leerte.
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